Water Lilies

Claude Monet, 1916
Factum Arte, 2017

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Factum Arte y Factum Foundation, reconstruyeron digitalmente un Water Lilies de Monet (1916), que se había deteriorado. La obra, en origen parte de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), sufrió daños muy importantes durante un incendio de 1958. El cuadro quemado, fue donado por el MoMA al NY Institute of Fine Arts. Un factor fundamental que influyó en el proceso de recreación de este cuadro, fue la carencia de referencias de color -solo existían imágenes documentales en blanco y negro - a pesar de tratarse de una obra que creó gran expectación a su llegada al MoMA, en los años 1950.

Fotografía del cuadro de Monet antes del incendio de 1956

Digitalización de la pintura

Tanto el color como la textura en 3D de la pintura quemada se digitalizaron empleando fotogrametría. Se trata de una técnica sin contacto en que se toman imágenes de un objeto desde una distancia de aproximadamente 50 cm de separación del objeto, con un solapamiento entre imágenes de, aproximadamente el 80%. Estas imágenes, se procesan mediante software específicos (en este caso Reality Capture) para crear un archivo de imágenes en 3D y otro de 8 bit con la información de color.

La superficie de la pintura era muy reflectante ­­- por lo que el equipo de Factum tuvo que hacer dos digitalizaciones: una primera con luz ambiental, seguida de otra digitalización con iluminación cruzada de flashes polarizados, para minimizar los reflejos y consecuentemente, el exceso de ruido en los datos recogidos. También se digitalizaron algunas áreas del cuadro utilizando el escáner láser 3D Lucida de Factum Arte para corroborar la calidad del modelo de fotogrametría. Ambos modelos 3D, se digitalizaron a una resolución de en torno a 100 micras.

 

 

 

Rematerialización del relieve

Parte de la superficie original de la pintura sobrevivió al fuego pero el lienzo quedó muy arrugado, con ampollas en la capa pictórica que estropeaban la textura, que estaba además dañada con golpes y arañazos. El objetivo de esta parte del proceso consistió prácticamente, en una restauración física de la imagen del facsímil. El modelo 3D del lienzo obtenido mediante fotogrametría fue convertido en un mapa de alturas en escala de grises, e impreso mediante la tecnología de impresión 3D de OCE. Se sacó un molde silicona de la impresión 3D, que se vació en escayola.

Imagen de macro de la superficie escaneada en 3D

 

Este vaciado de escayola se usó como base para la restauración: Se eliminaron las arrugas, se rellenaron las 'cazoletas' y se añadió textura en las áreas tapadas por parches de conservación. El vaciado de escayola restaurado se empleó para realizar un segundo molde de silicona que, esta vez, se vació en gesso. El reverso del vaciado de escayola se encoló y pegó en un lienzo de lino, empleando vacío durante el proceso, para asegurar que no quedasen burbujas de aire entre el lino y el gesso.

Se preparó un molde de silicona, copiando la información de los paneles de OCE

 

 

 

Restauración de la información de color

El archivo de imagen resultó ser más útil de lo esperado; los potentes flashes empleados para iluminar la pintura durante la digitalización pusieron de manifiesto restos de color ocultos en la chamuscada superficie pictórica. En esta fase de los trabajos, se tomó la decisión de restaurar digitalmente con Photoshop, utilizando el archivo de imagen, como medio de recuperación de la mayor cantidad posible de información procedente de la obra original. El color visible se clonó a las zonas periféricas, donde se conservaba en peor estado, recuperando en gran medida el vibrante colorido original por casi toda la superficie del lienzo. La reconstrucción de las zona de parches o con daños más severos resultó más complicada de realizar. Para ello se recurrió a la imagen de blanco y negro, como guía a la hora de recrear las formas y pinceladas. En algunos casos, el color resultaba visible bajo los parches, por lo que se esto se aprovechó para dirigir la restauración digital.

En las primeras etapas del proceso, no estaba claro si el fuego había alterado o no los colores que aparecían en el archivo de imagen; si, por ejemplo, los pigmentos se habían oxidado y perdido el tono original. Este asunto se dirimió analizando otros cuadros de Monet de la misma serie de nenúfares y del mismo período, que fueron pintados empleando una paleta similar. Se descubrió, por ejemplo, que los tonos turquesas y verdes 'sacados' del lienzo quemado, eran casi idénticos a los que usó Monet en otros lienzos de obras contemporáneas a la que nos ocupa. Sin embargo, los azules de nuestro cuadro habían perdido su aspecto original y tuvieron que retocarse en el ajuste final, usando como patrón otras obras de la misma serie y época.

Detalle de la superficie en las fases iniciales de la restauración digital

Face inicial de la restauración digital

Detalle de la superficie durante la restauración digital

La superficie sin parches

Uniendo 2D y 3D

Los datos de color se imprimieron directamente en el gesso texturado, empleando nuestras impresoras de cabezal plano, que permiten hacer un registro exacto el color sobre la superficie de impresión, asegurándonos de que el ajuste entre color y textura era lo más preciso posible. Para el barnizado final se tantearon varias opciones antes de decidirnos por la cola de conejo, ya que su acabado semi-mate, ofrece un aspecto parecido al de las pinturas de Monet.

Imprimiendo en el lienzo texturado

Trabajo final

Reconstrucción terminada de Water lilies de Monet

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